viernes, 24 de julio de 2009

La primera factura impresa de Vicenta Carballo, 1853.

Por el ritmo de trabajo que había iniciado y por las tendencias impuestas por el comercio sevillano, Vicenta Carballo nos sorprende con una factura impresa, en 1853 y que fue utilizada hasta 1865. Es una de las primeras facturas de modista que conocemos de Sevilla, y, por supuesto, de las primeras facturas de una mujer.



Está realizada en el taller de litografía de Carlos Santigosa, que en aquellos momentos es el de más prestigio en la ciudad. Como modelo de factura es el que se ha definido como simple. Sólo los datos del taller de costura. Pero otra cosa es la forma que adopta que es muy aparatosa y barroca, para dejar muy clara su vinculación con los Duques como un signo de prestigio y dignidad.

En una especie de banda de seda, que recorre toda la parte superior del motivo de la factura, a modo de banderola rematada por cuatro borlas, se indica que es modista “de S.A.R. la Serenísima Señora Infanta Duquesa de Montpensier”. Su título de modista, de forma muy destacada, está en el centro rodeado de unos escudos ovalados de los Orleans (flores de lis y el ámbel) y de los Borbones (castillos, leones, flores de lis), coronado el de los Orleans por una corona ducal y el de los Borbones por una real. El nombre de Vicenta Carballo, también en el centro, queda encerrado en un rectángulo, como si se tratara de una cartela barroca, en el que se indica la dirección de su taller en la calle Menjíbar nº 7. Todo el conjunto queda rodeado de roleos y hojas de acanto dando la sensación de lujo y opulencia. En el centro de la base y de forma destacada el nombre de Sevilla.

No es una factura original, porque el taller litográfico utiliza este modelo en otra factura de un joyero, Manuel González de Rojas, también de 1853.



Su espectacularidad debió de encantar a Dª Vicenta Carballo y no le importó la similitud. Pero pienso, como ya he advertido en la entrada anterior, que la modista trabajaba casi exclusivamente para la Duquesa, porque para un joyero esa manera de expresar que son proveedores de la casa ducal es lógica. Su clientela solo puede ser de clase muy alta, con mucho dinero, y el que sirvan a tal casa es una garantía de calidad y seriedad, y, por tanto, da seguridad a quien vaya a comprarle. Pero una modista intimidaría con esa factura a la posible clienta que necesitara hacerse un traje. Otras facturas de modistas de Sevilla o de otros lugares suelen ser más sencillas, sin tanta grandilocuencia, como invitando a visitar el taller donde pueden encontrar lo que desean, sin asustarse por el precio. Es mi impresión, pero por lo que he podido ver en el Archivo, casi lo puedo dar por seguro, pues además en las Guías de Sevilla, de distintos años consultadas, no figura Vicenta Carballo entre las modistas con taller al público. Por este motivo no me extraña que conociera, por su cercanía a la Duquesa, la factura del joyero y le pidiera una similar al Sr. Santigosa. Al no haber posible competencia entre el joyero y la modista, que no cosía para la calle, el impresor hizo las modificaciones pertinentes y le confeccionó la factura que ella deseaba.

Otro detalle significativo es que muchas de estas facturas no están fechadas, algo inconcebible para un documento de esta naturaleza. La fecha es fundamental, pero ella trabaja en la propia Casa Ducal y cuando acaba un encargo presenta la factura y la cobra. Existe tal confianza que no se necesita ni siquiera ese detalle. Nosotros para fecharlas nos hemos tenido que fijar en los documentos que estaban archivados con ellas para darle una aproximada. Por este motivo hemos advertido que el taller litográfico hizo tres tiradas de la misma factura. Las de 1853 llevan el nombre del taller a la izquierda. A partir de 1856 se hace otra y el nombre aparece a la derecha. Y en 1859, la tercera y ya no aparece el nombre del taller litográfico.

M.D.R.D.

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