sábado, 1 de agosto de 2009

Vicenta Carballo, modista de la Duquesa. Sus primeros trabajos.

Vicenta Carballo es la modista de la Infanta Luisa Fernanda en Sevilla. Trabajó para ella desde 1848, el año de la llegada de los Duques de Montpensier a la ciudad, hasta la década de los 70. Aunque para Luisa Fernanda cosieron otras modistas sevillanas, sin duda Vicenta Carballo recibió de forma continuada más encargos que ninguna otra, por eso decimos que fue su modista.

En los primeros momentos debió ser algo así como la costurera del palacio de San Telmo para la ropa de las personas más próximas a la familia de los Duques. Es más, dudo sobre si trabajaba directamente en el palacio o en el taller, que, desde 1853, sabemos que tiene en la Calle Menjíbar, nº 7 (bocacalle de la calle Feria).

Cosió, según las facturas del Archivo, para la Infanta Luisa Fernanda y para sus hijas Isabel, Amalia, Cristina, Regla y Mercedes. Hizo los trajes que lucieron las nodrizas de San Telmo, que, por su especial e importante papel en el servicio de la Casa, llevaban un uniforme especial. Igualmente trabajó en la ropa de las niñas del Beaterio de la Santísima Trinidad, colegio-orfanato bajo la protección de Luisa Fernanda, y en otros muchos encargos de la Duquesa.

A través de las facturas podemos establecer cuatro etapas que se suceden cronológicamente y que muestran la actividad de Vicenta Carballo con respecto al palacio de San Telmo.

La primera etapa abarcaría del año 1848 a 1853, y en ella las facturas se presentan manuscritas, sin impresión, como hace la mayoría de los proveedores del Palacio de San Telmo. Ya se ha explicado en este blog como la llegada de los Duques es un revulsivo en un comercio todavía adormecido, que no se ha dado aún cuenta de la importancia de la imagen como paso previo para vender el producto.

Ésta que presentamos es una de las primeras y es excepcional por su buena presentación y caligrafía. Se nota que quiso esmerarse, luego ya, con la rutina, se descuida mucho más esa presentación. No siempre van firmadas, y en algunas el que paga tuvo que poner en un lado “no sabe firmar”. Seguramente no era Dª Vicenta la que presentaba la factura, sería alguna meritoria de su taller, pero tampoco es nada raro en estos documentos ver que el empresario no sabe firmar o dibuja un garabato a modo de rúbrica. Desde luego cuida mucho las formas en ésta, de ahí ese largo encabezamiento con los títulos de Luisa Fernanda, incluyendo justamente el de Princesa de Asturias con el que llega a Sevilla, pues su hermana, la reina Isabel II, no tenía todavía descendencia.



A medida que va transcurriendo el tiempo estas facturas van mejorando de aspecto: la letra se hace caligráfica, el papel es de más calidad y la firma de la modista se hace más segura y presentable, también las facturas se alargan en contenidos pues la casa de los Montpensier multiplica de forma extraordinaria los encargos.


M.D.R.D.

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