martes, 4 de agosto de 2009

Una inestimable colaboración

Este blog que estoy trabajando recibe en las siguientes entradas una colaboración de otra persona, muy cualificada para hablar del tema de la Sevilla del siglo XIX a través de la documentación del Archivo, puesto que, juntos, somos los que llevamos el trabajo en él. Ella se ha centrado, entre otros temas, en la figura de la infanta Luisa Fernanda y las mujeres que la rodean. Es este mundo femenino lo que trabaja para intentar que se visualice su papel y su valor histórico.

Para introducir este tema voy a dedicar esta entrada a las mujeres que aparecen en la documentación del Archivo. Y lo primero que debo de hacer es reconocer que, todavía en esta época de la segunda mitad del siglo XIX, a la mujer se la entrevé a duras penas entre las facturas y los documentos administrativos. Normalmente la vemos como “viuda de ...”, es lo más frecuente en estos papeles, y no es difícil suponer, detrás de ese frío nombre, el esfuerzo y sacrificio de muchas de ellas por sacar adelante el negocio del marido, fallecido, para dejárselo a los hijos.

Sólo en el campo de la ropa y de la costura aparecen algunos nombres de mujeres: Rosa Galloy, María Roux, Luisa Giménez, Vicenta Carballo y, su hija, Concepción Sánchez, y algún otro que se me haya podido escapar. Realmente muy pocos. De éstas dos últimas es de las que van a tratar las próximas entradas.

Pero como justo homenaje a esas mujeres empresarias voy a dejar la lista, de las que he podido recoger a través de las facturas, con sus nombres y apellidos, excluyendo a las “viudas de” (si sólo conocemos eso), pues sería entonces interminable, aunque ya intentaré recoger en otras entradas a algunas de ellas. No por ignorar sus nombres son menos importantes y sería injusto olvidarlas por este motivo.

A cada nombre le pongo el tipo de empresa, la fecha de la primera factura escaneada por mi y el domicilio:

- Luisa Macallister. Gabinete de Experimentos Físico-Mecánicos y Prestidigitación. 1848. Sin domicilio en la factura.
- Rosa Galloy. Modas de París. 1848. Plaza del Salvador.
- Vicenta Carballo. Modista. 1848. Calle Menjibar, varios números en distintas facturas.
- Mariana Peset. Arriendo de una cama. 1849. Es tan curioso el documento que lo presento al final de esta lista.
- Luisa Giménez. Modista. 1862. Calle Baños, 28.
- Encarnación Balsapié. La Primavera (flores artificiales). 1866. Calle Gallegos, 24.
- Cristina Isaura. Plateado y dorado de objetos. 1867. Calle Génova, 52.
- María Roux. Modas de París. 1877. Calle O’Donnell, 40.
- Concepción Sánchez. Modista. 1878. Calle Menjibar, 9.
- Josefa Carrillo.Despacho de Cal de Morón. 1882. Calle García Vinuesa, 39.
- Joaquín Gómez y Angélica. Empresa de Limpieza. 1887. Calle Ortiz de Zúñiga, 8 (antes Buen Suceso). Nota: no se si “Angélica” es el nombre de la esposa de Joaquín Gómez o el segundo apellido del mismo, pero por el carácter de la empresa intuyo que es el primer caso, pero es sólo una suposición.
- Convento de San Leandro (nombre colectivo). Dulces. 1893.
- Rosalía Casas. Pensión. 1896. Plaza de la Constitución, 21.
- Concepción Carreño, viuda de Prieto. Fábrica de estearina (velas y jabones). 1899. Calle Cuna, 3.
- Catalina Sureda, viuda de Manuel Salas. Aceite de orujo, jabones, ... 1904. Reyes Católicos, 16.
- Josefa Gómez. Taller de dorados. 1904. Chapineros, 8, principal.

En definitiva, se cumple en esta entrada con lo que estoy pretendiendo en este blog, es decir, que estas personas, mujeres u hombres, protagonistas de la historia (con minúscula) de su época entren en la Historia (con mayúscula) porque a su esfuerzo debemos parte de lo que hoy tenemos.




Nota: Merece la pena detenerse y leer el documento, porque nos hace ver mejor que cualquier descripción lo que era Sevilla en 1849. Yo supongo que esto es un hotel o fonda, en la que no se alquila una habitación sino el servicio de una cama, que se la podrían llevar a otro sitio. Pero hay que tener en cuenta que el señor que alquila la cama es alguien que ha sido llamado y contratado por los Duques para acometer una obra importante de ingeniería, que trae además un pesado cargamento, del que también existen las facturas. No es un don nadie, desde luego, pero esta es la ciudad de 1849. En muy pocos años la ciudad cambió radicalmente.

sábado, 1 de agosto de 2009

Vicenta Carballo, modista de la Duquesa. Sus primeros trabajos.

Vicenta Carballo es la modista de la Infanta Luisa Fernanda en Sevilla. Trabajó para ella desde 1848, el año de la llegada de los Duques de Montpensier a la ciudad, hasta la década de los 70. Aunque para Luisa Fernanda cosieron otras modistas sevillanas, sin duda Vicenta Carballo recibió de forma continuada más encargos que ninguna otra, por eso decimos que fue su modista.

En los primeros momentos debió ser algo así como la costurera del palacio de San Telmo para la ropa de las personas más próximas a la familia de los Duques. Es más, dudo sobre si trabajaba directamente en el palacio o en el taller, que, desde 1853, sabemos que tiene en la Calle Menjíbar, nº 7 (bocacalle de la calle Feria).

Cosió, según las facturas del Archivo, para la Infanta Luisa Fernanda y para sus hijas Isabel, Amalia, Cristina, Regla y Mercedes. Hizo los trajes que lucieron las nodrizas de San Telmo, que, por su especial e importante papel en el servicio de la Casa, llevaban un uniforme especial. Igualmente trabajó en la ropa de las niñas del Beaterio de la Santísima Trinidad, colegio-orfanato bajo la protección de Luisa Fernanda, y en otros muchos encargos de la Duquesa.

A través de las facturas podemos establecer cuatro etapas que se suceden cronológicamente y que muestran la actividad de Vicenta Carballo con respecto al palacio de San Telmo.

La primera etapa abarcaría del año 1848 a 1853, y en ella las facturas se presentan manuscritas, sin impresión, como hace la mayoría de los proveedores del Palacio de San Telmo. Ya se ha explicado en este blog como la llegada de los Duques es un revulsivo en un comercio todavía adormecido, que no se ha dado aún cuenta de la importancia de la imagen como paso previo para vender el producto.

Ésta que presentamos es una de las primeras y es excepcional por su buena presentación y caligrafía. Se nota que quiso esmerarse, luego ya, con la rutina, se descuida mucho más esa presentación. No siempre van firmadas, y en algunas el que paga tuvo que poner en un lado “no sabe firmar”. Seguramente no era Dª Vicenta la que presentaba la factura, sería alguna meritoria de su taller, pero tampoco es nada raro en estos documentos ver que el empresario no sabe firmar o dibuja un garabato a modo de rúbrica. Desde luego cuida mucho las formas en ésta, de ahí ese largo encabezamiento con los títulos de Luisa Fernanda, incluyendo justamente el de Princesa de Asturias con el que llega a Sevilla, pues su hermana, la reina Isabel II, no tenía todavía descendencia.



A medida que va transcurriendo el tiempo estas facturas van mejorando de aspecto: la letra se hace caligráfica, el papel es de más calidad y la firma de la modista se hace más segura y presentable, también las facturas se alargan en contenidos pues la casa de los Montpensier multiplica de forma extraordinaria los encargos.


M.D.R.D.