miércoles, 9 de diciembre de 2009

Imagen corporativa de Sevilla (I)

En unas entradas anteriores, exactamente del mes de julio, al hacer una recapitulación sobre la época de los Duques de Montpensier en la Sevilla de aquellos momentos, utilicé, como ilustraciones, sellos o membretes que aparecían en documentos del Archivo, procedentes del Ayuntamiento sevillano, en vez de las facturas habituales en este blog.

Desde entonces he tenido curiosidad por seguir esas imágenes en otros documentos. Coincidió además con un regalo de mis hijos. Se trataba de una carpeta titulada Planos de Sevilla. Colección Histórica (1771-1918) , editados por el Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla y Editorial MAD S.L. Aquí pude estudiar otros sellos y escudos de la ciudad que podían completar los que yo veía en el Archivo. Esto es lo que me propongo hacer en esta nueva serie que inicio ahora. Con los que he localizado en mi trabajo intento hacer la evolución de esa imagen corporativa de la ciudad, rellenando los huecos con los de la carpeta de Planos de Sevilla.

En aquellas entradas del mes de julio presenté dos membretes del Ayuntamiento de Sevilla en torno a 1840-50, elaborados por Rosi y Coromina uno, y otro por Peleguer. Ahora, en esta serie que inauguro, presento la imagen corporativa que se puede reconocer en distintos documentos de Sevilla anteriores, coetáneos o posteriores a esa fecha.

Comienzo con el más antiguo. Ésta es la imagen del plano de Olavide de 1771 (escaneado de la carpeta Planos de Sevilla ). De inmediato reconocemos el monograma o criptograma “NO-8-DO” (“no-madeja-do”, es decir “no me ha dejado”) que encabeza el título de crédito del plano y que será siempre el denominador común de todas estas imágenes corporativas.










En este segundo, procedente del plano del año 1848, de la misma carpeta, también aparece en el escudo de la mujer de la izquierda, el símbolo de la ciudad, el famoso “NO-8-DO”, que la identifica como representación de la ciudad.






Y, por último, en un documento del Archivo, aparece esta otra representación muy similar a la anterior. Pertenece a una carpeta de la Escuela Industrial Sevillana, con distintos dibujos de proyectos y máquinas realizados por alumnos de esa escuela, de la que era director D. Joaquín Guichot. En la primera lámina, de presentación de la Carpeta y de dedicatoria al Duque de Montpensier, es donde aparece en el encabezamiento este dibujo. De nuevo es una figura femenina el símbolo de la ciudad, identificada con el criptograma “NO-8-DO”.

Indudablemente la autoría intelectual de esta representación pertenece a la persona de D. Joaquín Guichot, director de la Escuela en esta fecha de 1858, en la que se imprimió la Carpeta, aunque quien firma el dibujo es Antonio Mª de Robles y Sorzano.


El elemento determinante en los tres es el monograma. Es lo que identifica a la ciudad. Pero no es esto lo que me sorprende sino la ausencia de cualquier elemento religioso relevante, algo que en los siguientes va a ser constante y notorio, dejando arrinconado, en cierta forma, al monograma.

martes, 8 de diciembre de 2009

Imagen corporativa de Sevilla (II)

Este sello fue uno de los dos que presenté en la entrada de julio. Está escaneado de un documento fechado en 1856, pero existe otro con el mismo sello, del año 1843, en el Archivo.

A partir de éste, en todos los sellos o membretes el elemento religioso cobra protagonismo. Este aspecto es el que me sorprendía en la entrada anterior, porque en esos primeros sellos, procedentes de la tradición ilustrada, los símbolos civiles tenían más importancia que los religiosos. En cambio, en las imágenes representativas del ayuntamiento liberal y constitucional es todo lo contrario.

Seguramente responde a un acuerdo de los nuevos Ayuntamientos constitucionales para fijar su imagen corporativa. En el caso de Sevilla se hace a partir del Pendón de la ciudad, conservado en el Cabildo, donde está representado entronizado el rey Fernando III con la espada y el mundo en ambas manos. Es probable, pienso yo, que se encargara a distintos artistas la elaboración de un sello con unas determinadas condiciones figurativas. Uno de estos encargos sería el que elaboraron Rosi y Coromina, sus autores.

Quienes visitan mi blog ya lo conocen. En mi opinión conserva una estética todavía procedente de la Ilustración, muy propia de los sellos de las Sociedades Económicas de Amigos del País. Se trata de un óvalo flanqueado por dos cornucopias que, con la cinta donde pone Ayuntamiento de Sevilla, lo enmarcan. En ese óvalo se encuentran Fernando III el Santo, rey de Castilla y León, patrón de Sevilla, sentado en su trono, manteniendo, en la mano izquierda, una esfera y, en la derecha, la espada, como figura en el Pendón de la ciudad. Está asistido por los santos obispos hispano-visigodos Leandro e Isidoro. Debajo de ellos, en un rombo, el “NO-8-DO” y encima una corona floral. Si es una corona de laurel (no soy capaz de asegurarlo) nos daría una fecha concreta para la realización de este grabado porque en el año 1843 la reina Isabel II le concedió a Sevilla el título de "invicta" y la corona de laurel y de este año son los primeros documentos con dicho membrete en el Archivo.

Es muy interesante porque es el momento en que los nuevos ayuntamientos, nacidos del constitucionalismo liberal, buscan fijar su imagen corporativa. El elemento visual, como vengo presentando en las facturas, cobra cada vez más importancia, de ahí que se encargara a diversos artistas, según deduzco, sus creaciones originales.



Cuando lo presenté por primera vez, comenté entonces la autoría de Rosi, como dibujante, y Coromina como grabador. Al hablar de “Rosi” dudaba que pudiera ser, por la fecha, Andrés Rossi, conocido dibujante, nacido en 1771, pero ahora he encontrado en el Archivo este diploma del año 1848, de la Sociedad Económica Sevillana de Amigos del País, firmado de la siguiente forma: “And(s) Rosi inventó y divujó” (abajo a la izquierda) y “Rosi y Amat la grava(on)” (abajo a la derecha). Con las dudas lógicas, porque no puedo saber la fecha exacta en la que ambos grabados se confeccionaron, creo que la autoría del membrete del Ayuntamiento corresponde a este Andrés Rosi o Rossi (de las dos formas lo he visto escrito).



Un detalle más. En la parte superior de este diploma, coronándolo, figuran los escudos de España y de la Sociedad Económica Sevillana de Amigos del País. En éste último, junto con su lema (Da luces siempre fiel), en el centro, se encuentra el monograma identificativo de la ciudad.



Anexo a esta entrada.



No pensaba presentar esta imagen porque no tiene nada que ver con el Ayuntamiento ni con ninguno de los autores de esós pequeños grabados, pero es tal la similitud iconográfica que me parece que debo incluirla para dejar completa esta entrada. Es un sello del Monte Pío de Escribanos y Procuradores de Sevilla, incluido en un documento de 1848.


Éste es el detalle del sello colocado "para comprobaciones" en la parte inferior izquierda del folio.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Imagen corporativa de Sevilla (III)

Es el segundo sello o membrete que había localizado en el Archivo y que presenté en las entradas del pasado mes de Julio. Éste pertenece a un documento de 1851, pero abajo, en la firma, se lee claramente 1850 y su autor Peleguer. Y como dije en la entrada anterior debe ser otro encargo para fijar esa imagen corporativa del Ayuntamiento de Sevilla. Pero Manuel Peleguer, su autor, pertenece a una generación posterior a la de Rossi. Mientras que éste pertenece a la estética ilustrada, Peleguer ya es totalmente romántico y se nota en su diseño del sello.

En él se recuperan las raíces medievales con ese escudo heráldico, tan del gusto romántico. Ese escudo sirve de marco para la imagen del rey Fernando III, sentado en su trono, con la espada y la esfera, coronada por una cruz. A su lado los obispos Leandro e Isidoro. No hay diferencias en este motivo central con respecto al anterior, salvo en lo del marco, porque ésa sería la condición impuesta por el Cabildo al artista. El símbolo “NO-8-DO” está ahora bien visible en la parte superior, rematado por una corona de laurel, de la que sale una cinta que envuelve todo el escudo y donde aparece la leyenda “A(lcaldía). Corregimiento”. El sello se remata con dos cetros, o bastones de mando, cruzados por detrás.



Posterior a este documento he localizado otro del año 1858, con el mismo motivo pero con otra leyenda: “Alcaldía Constitucional Sevilla”. Sin embargo la impresión es muy deficiente (o la plancha original se había deteriorado bastante), tanto que se desfiguran los rasgos de los personajes y la firma del artista ya casi no se puede leer.



Posteriormente este sello se recoge en el plano de Sevilla del año 1868, ya sin firma del autor, editado por D. Carlos Santigosa. Es éste que presento aquí escaneado a partir del plano correspondiente de la carpeta de Planos de Sevilla que cité anteriormente. En él se ha cambiado la leyenda de la cinta y ahora se ha escrito “Muy noble, muy leal, muy heroica e invicta”



Pero todavía en el plano de Sevilla de 1891 se puede contemplar el mismo sello o escudo de Peleguer, con ciertos cambios. La parte superior es la que ha sufrido la mayor transformación. El medallón con el “NO-8-DO” y la corona de laurel han sido sustituidos por la corona real. El medallón cuelga ahora de la cinta, en la parte inferior.



Es fácil de deducir, con las muestras presentadas, que este sello tuvo más aceptación y continuidad que el de Rosi y Coromina. Además, en las siguientes entradas podremos ver otros sellos que se inspiran, en cierta forma, en éste de Peleguer y mantienen su estética.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Imagen corporativa de Sevilla (IV)

Este otro sello lo he encontrado en el plano de 1890 de la carpeta de Planos de Sevilla, ya citada, pero con anterioridad lo había localizado en el Diploma que el Centro de Bellas Artes le dedicó a Dª Luisa Fernanda, en 1895. En la entrada inicial de la serie dedicada a la Torre del Oro ya presenté ese documento y ahora ofrezco sólo el detalle concreto, situado en la parte inferior derecha.



Y éste es el que aparece en el Plano de Sevilla de 1890. Aquí se puede analizar mejor que en la pintura.



Es otro diseño muy diferente, que yo calificaría de muy historicista, dentro de la corriente neo-gótica, muy popular en este fin de siglo. En un medallón central, como si fuera un sello de lacre medieval, se presentan a los conocidos personajes como si fueran estatuas dentro de un retablo gótico, cada uno bajo un arco diferente, siendo el del rey Fernando III el central y más alto. Alrededor y en latín (con incorrecciones que no vienen al caso) se puede leer “S(igillum): Concilii: Nobilissime: Civitatis: Ispalensis” (Sello del Consejo de la noble ciudad hispalense). El conjunto se remata con una corona de laurel y las cintas que caen de la misma, mientras que en la parte inferior colgando como si fuera un medallón, el lema conocido de “NO-8-DO”.

Sin embargo, este sello me plantea un problema que no he podido resolver, porque entiendo que, entre los sellos de Rosi-Coromina y de Peleguer y éste, tiene que haber otro intermedio, que no he podido localizar, y del que derivan algunos de los que presento en las próximas entradas y, por supuesto, este sello de los años 90.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Imagen corporativa de Sevilla (V)

En este acercamiento que hago a las Imágenes Corporativas del Ayuntamiento de Sevilla me detengo en las dos últimas décadas del siglo XIX y en un tipo de documento más cotidiano y corriente. Ahora la correspondencia habitual y los documentos salidos del Ayuntamiento va siempre encabezada con su correspondiente membrete y así se puede seguir muy bien las variantes a través del tiempo.

De las décadas anteriores he localizado muy pocos sellos o membretes, que son los dos que ya he presentado, porque lo habitual es el papel de carta con el nombre escrito impreso, sin sello alguno.Éste es uno de los muchos ejemplos que puedo ofrecer. Incluso cuando el que escribe es el alcalde, como, por ejemplo, el Sr. García de Vinuesa, utiliza un sello en seco, en relieve por tanto, con su nombre y nada más, como si fuera una correspondencia particular.


(Nota: ver Anexo en la entrada VIII de esta serie.)

En cambio, a partir de 1880, ya es normal el documento con el sello en el encabezamiento. De esta forma puedo distinguir tres modelos que son los que voy a presentar en estas últimas entradas.


El primer modelo es éste, que lo he visto, por primera vez, en un documento del año 1880, aunque el que presento es de febrero de 1881. El tamaño es el de una cuartilla y el membrete tiene sólo dos centímetros y medio, aproximadamente. Responde al tipo de sello de lacre medieval, como el que hemos visto en la entrada IV de esta serie. Por esta razón deduzco que hay un modelo que no he podido localizar, como ya he dicho anteriormente.

En esta otra imagen se puede observar bien. En un óvalo se repite la imagen de las tres personalidades, el rey Fernando III, y los obispos Leandro e Isidoro. En la parte inferior el conocido “NO-8-DO”. Alrededor la leyenda “S. Consilii nobilissimae civitatis hispalensis”. Y todo dentro de un complicado marco, que parece simular la madera, rematado por la corona real.



Este modelo sufre variantes. En éste de 1882 la imagen con los tres personajes se ha simplificado para hacerla más fácil de visualizar, aunque el lema “NO-8-DO” se percibe peor. A la vez el marco se vuelve más ligero y, por tanto, menos pesado que en el anterior, en definitiva más elegante.



Trece años después todavía se sigue utilizando este modelo. El que presento es de 1895. Parece como si se siguiera, en cuanto a las figuras, la manera del de 1880, pero el marco es similar al de 1882. Lo que queda cada vez peor es el lema de “NO-8-DO” que, ahora, ni siquiera está bien escrito. Aunque, todo hay que decirlo, el tamaño del membrete es tan pequeño que a simple vista no se puede observar.



Este sello, como se puede comprobar en todas las ilustraciones, se corresponde siempre con documentos enviados directamente desde el propio despacho de la Alcaldía.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Imagen corporativa de Sevilla (VI)

Un segundo modelo es el que presento en esta entrada. Debe ser algo posterior, porque el primero que he localizado en el Archivo es éste de 1888. Y a diferencia del anterior está siempre encabezando documentos expedidos en los distintos negociados del Ayuntamiento.

Como se puede ver es más simple. Por su morfología parece derivar del sello de Peleguer, porque utiliza la forma de un escudo, dentro del cual están las tres consabidas figuras, y, debajo de ellas, el monograma de “NO-8-DO”. El escudo se enmarca en un óvalo, rodeado por una especie de cinturón con el lema o la leyenda de “Alcaldía de Sevilla”. Todo a su vez rematado por la corona real. Por el estilo de las figuras se puede relacionar con el modelo anterior, en la versión de 1882, con las que guarda bastante semejanza.



Esta nueva versión del mismo modelo es del año 1891. En su forma es idéntico al anterior, pero las tres figuras del rey y los obispos se corresponden en su estilo más a las versiones primera y tercera de la anterior entrada.

Es curioso observar que en todos estos sellos el rey tiene la espada en la mano izquierda y la esfera en la derecha.



Esta tercera versión marca una mayor simplificación en el dibujo de las figuras, pero sigue el estilo del anterior. Pertenece a un documento fechado en 1894.



Y esta cuarta versión, procedente de un documento de 1897, ya es muy tosca y deficiente. Mal el dibujo del escudo y muy torpe el diseño del cinturón, sobre todo en la parte de la hebilla. El estilo de las figuras mantiene el del modelo segundo y tercero de esta entrada.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Imagen corporativa de Sevilla (VII)

El tercer modelo pertenece al último lustro del siglo XIX. Es un pequeño sello o membrete para la correspondencia particular del Alcalde, y tiene la particularidad de usar el color, azul o rojo, de forma bastante atractiva y elegante.

Se corresponde en su diseño con los sellos de principios de la década de 1880, que examinamos en la quinta entrada de esta serie, que también era para los asuntos de la propia Alcaldía. Ahora tienen una forma más alargada y esbelta y con la nota de color resultan mucho más vistosos y atractivos.

El que tenemos aquí corresponde a un documento del año 1895. Por su pequeño tamaño no se ha cuidado el interior del óvalo que, visto de cerca y con lupa, nos permite observar algo parecido a las figuras del rey y los obispos. Es curioso comprobar que ahora el rey parece que tiene la espada otra vez en la mano derecha y la esfera en la izquierda.



Este segundo sello es del año 1896 y queda mejor definido lo esencial del interior del óvalo. Claramente se observa la imagen del rey Fernando III con la espada en la mano derecha y debajo la leyenda “NO-8-DO”, aún siendo muy pequeño todo el conjunto. Tanto que no me di cuenta, antes de escanear el documento, de esas fibras de celulosa adheridas a la figura de uno de los obispos. Sólo cuando lo he insertado en el blog y lo he visto aumentado en la pantalla del ordenador me sorprendió ese descuido, pero confieso que a simple vista no lo pude advertir en su momento.
Lo que a lo mejor en la imagen escaneada no se puede valorar bien es la calidad de la impresión. Las letras de alrededor del óvalo tienen relieve al igual que las que están debajo del sello.

Presento primero el documento completo para que puedan captar las proporciones del sello



Y ahora el detalle del sello



El último de esta serie es éste recogido de un documento de 1898. El conjunto es casi exactamente igual que los dos anteriores, aunque se puedan observar pequeñas variaciones sin importancia.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Imagen corporativa de Sevilla (VIII)

Éste es el último que presento para cerrar esta serie y vuelve a ser recogido de la Carpeta de Planos de Sevilla.

Me resultó curioso ver cómo en 1910, después de tantos diseños diferentes se volvía a las raíces del primero de los expuestos, el del plano de Olavide de 1771, es decir al sencillo criptograma “NO-8-DO”, en un marco que repite el del sello de 1880, con la corona real como remate.



Anexo a la entrada V de esta Serie:

Al releer lo que había preparado y escrito en Diciembre, pensé que algunos sellos en seco (les llamo así a los sellos que no utilizan tinta y que dejan la huella en relieve) se me podían haber pasado. No te das cuenta de ellos mas que si los vas buscando, porque en muchas ocasiones son casi imperceptibles. Así que al volver en enero al Archivo he hecho una prospección por los Legajos donde está la correspondencia del Ayuntamiento y me he encontrado con alguna agradable sorpresa cuando creía que el tema estaba agotado.




Éste primero es un documento del año 1850 y en él aparece dentro de un doble círculo el monograma coronado y alrededor, justo en el doble círculo "Alcaldía Corregimiento de Sevilla". Está firmado por quien era en aquella fecha el alcalde de la ciudad, D. Francisco de Paula Castro.







El segundo sello es de 1852 y es casi idéntico, pero el monograma ya no tiene corona real y quien lleva una de laurel es el doble círculo. La leyenda encerrada en éste dice ahora “Alcaldía Constitucional de Sevilla” (leido con una lupa, porque tiene en esa zona muy poco relieve). Es de la época del alcalde D. José Mª Rincón.






Para demostrar lo difícil que es advertir la presencia de estos sellos aporto este documento de 1859, con el membrete de Juan José García de Vinuesa, uno de los alcaldes más populares de la ciudad. Es un pequeño homenaje a un alcalde que me resulta como muy familiar y entrañable, porque mi madre vivió por la calle que lleva su nombre y fue, por tanto, un personaje al que conocí sin saber ni quien era. Ahora lo encuentro en el Archivo y comprendo el motivo de esa popularidad a través de la correspondencia mantenida con los Duques en la época de su mandato como alcalde (1859-65).

martes, 1 de diciembre de 2009

Calle Sierpes: Abanicos, sombrillas, ... (1)

He dudado mucho el contenido de esta nueva serie. Quería dedicársela a la calle Sierpes, esto si lo tenía claro, pero no el tipo de comercio. Al final he elegido éste de "Abanicos, Sombrillas y Paraguas" porque es el que tiene más unidad y demuestra mejor el carácter de esta calle donde se concentraba este tipo de comercio de lujo y, además, me ofrecía la posibilidad de tocar algunos aspectos interesantes que iré desgranando a lo largo de estas seis entradas.

Muy bien podría haber llamado a esta serie la "Prehistoria de la Casa Rubio", la tienda de abanicos tan emblemática en esta calle durante el siglo XX. Según he leido se estableció en esta calle en 1853, pero no la identifico entre las facturas de esos años guardadas en el Archivo. El predecesor de ese establecimiento es el de Colomina y esta tienda no la tengo localizada con su factura correspondiente hasta la década de 1870.

Pero en los años 50 hay varias tiendas muy interesantes que son las que voy a presentar en ésta y en la siguiente entrada: la de Vides y Terán, la de La Juvenil y la de La Unión.

La primera en el tiempo es ésta de Francisco Vides y Terán, de fecha 25 de agosto de 1852, aunque hay que aclarar que antes de esta fecha ya existen facturas manuscritas de este empresario. Algo habitual en estos años de mediados de siglo, como ya se ha explicado en anteriores entradas. Y también, como en otros casos anteriores, ésta primera se confecciona en el taller litográfico de D. Carlos Santigosa que, en esas fechas debía estar situado en la misma calle Sierpes, en el número 81. Este litógrafo es el introductor de dicha técnica en el campo de los impresos comerciales, como este de las facturas, aunque también es editor de libros, periódicos y álbumes litográficos. El nombre aparece debajo de la viñeta, a la derecha, encima del cuadrante destinado a detallar los productos vendidos. Firma "Lit. Santigosa".
La tienda estaba entonces situada en el número 39, y lo hago notar porque en posteriores facturas cambiará de número.



La segunda factura es la de La Juvenil, aunque no lo sea en el tiempo, porque entre una y otra está fechada la que presentaré en la siguiente entrada. Estaba situada muy cerca de la de Vides, justo en el número 32. Y aunque no figure el nombre del propietario, quien firma el "recibí" es D. Manuel Ortiz que pudiera ser el dueño, por otros documentos que conozco, aunque no tengo seguridad.



Pero lo que quiero destacar es la diferencia entre las dos facturas. La primera confeccionada con las nuevas técnicas litográficas y la segunda con el rancio estilo de la tipografía de las viejas imprentas. Parece que el nombre de la segunda le debiera corresponder a la primera que es la que se adapta a los nuevos tiempos que corren, con una imagen agradable, que entra fácilmente por los ojos y que hará reconocible la marca comercial a simple vista, como si fuera un cartel publicitario.

lunes, 30 de noviembre de 2009

Calle Sierpes: Abanicos, sombrillas, ... (2)

El tercer establecimiento de este género es "La Unión" de Enrique Menacho, en la calle Sierpes, número 76. Es de 1854, pero al igual que con Vides y Terán existen otras facturas anteriores hechas a mano, con su nombre. También utiliza los servicios del litógrafo Santigosa para la confección del documento. El nombre del impresor figura, en letra muy pequeña, debajo de la viñeta, donde comienza la caja de la factura, en el margen superior izquierdo: "Lit. C. Santigosa. Sevilla".

Al igual que había hecho el impresor con la de Vides, ésta también se aparta del modelo de las viejas imprentas y toma un sello y porte muy atractivo y llamativo. Conjuga perfectamente los tipos de letras, las curvaturas de las palabras y los adornos para destacar lo esencial de la razón comercial. Son los nuevos tiempos en los que ya asoma la publicidad y el mensaje visual.



Esta es la segunda de la misma tienda y presenta diferencias significativas. Es de 1858 y no figura la empresa litográfica, aunque parece respetarse el estilo de la anterior, pero muy simplificado. Ha cambiado el nombre, ahora se llama "Pasaje de la Unión", y aparece en grandes letras el del propietario, Enrique Menacho, destacando en tinta negra sobre el resto. Da la sensación que el negocio debe marchar bastante bien e, incluso, se ha ampliado con joyería y bisutería. Sospecho que, como su rival Vides, quiere dejar constancia de que lo importante es él y no el nombre de la tienda.



En resumen, a traves de estas facturas podemos ver como en la década de 1850 hay una proliferación de este tipo de comercio de lujo o semi-lujo, tomando como eje la concurrida calle Sierpes. Una de ellas bien pudo ser el antecedente de la Casa Rubio del siglo XX, porque en las referencias que he encontrado sobre este comercio se dice que desde 1853 había habido una continuidad del negocio, aunque con distintos nombres. Por las facturas que tengo fichadas no puedo discernir cuál pudo ser ese antecedente. La de Vides y Terán la descarto porque convivirá posteriormente con la tienda de Colomina y Domínguez que sí es un antecedente claro, según D. Nicolás Salas, de la Casa Rubio. De las otras dos no se por cual inclinarme, porque la de Enrique Menacho tiene facturas escritas a mano anteriores a esa fecha.
Es un interrogante que no puedo resolver. Lo dejo así sobre la pantalla del ordenador.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Calle Sierpes: Abanicos, sombrillas, ... (3)

En los años de la década de 1860, si juzgamos por las compras de los Duques, sólo se mantenía esta tienda de las tres que existían en la década anterior. De las otras dos ya no se conservan facturas y de Vides y Terán hay muchas, en cambio. Además la tienda se ha ampliado ocupando el número 40 de la calle Sierpes, junto al 39 que ya tenía en las facturas anteriores.

A esta importancia que ha tomado se puede deber el encargo de un nuevo modelo de factura que, manteniendo el estilo de la anterior, la mejora sustancialmente. Fue realizada también en el mismo taller litográfico de D. Carlos Santigosa.



Es un momento adecuado para examinar la labor de éste taller litográfico. Me gustaría dedicarle con exclusividad una serie a sus facturas, de las que ya llevo presentadas unas cuantas. Cuando no sabía ni qué era este mundo de la contabilidad comercial, daba siempre la casualidad de que las facturas que me llamaban la atención solían poner en algún lado el nombre de Santigosa. Por este motivo comencé a interesarme por saber quién era y a recoger cuanta información podía encontrar.

En esta entrada podemos comparar dos creaciones propias separadas por una distancia de, más o menos, diez años. Tiempo suficiente para reconocer cómo ha cambiado el lenguaje visual utilizando las nuevas posibilidades que ofrecía la litografía aplicada a este campo de la literatura comercial.

Por lo que he podido leer me parece que su taller litográfico lo creó en 1849, aunque ya desde 1847 tenía una imprenta en la calle Sierpes, en el número 81, según reza en una de las muchas facturas del Archivo. En 1852 está fechada la del Sr. Vides y Terán que ofrecí en la primera entrada de esta serie, es, por lo tanto, una de las primeras que realiza con técnicas litográficas y se nota que todavía está muy impregnada de elementos propios de la tipografía de las viejas imprentas.

Podemos ver las diferencias entre una y otra, la de 1852, primera entrada de esta serie, y la de 1862, que es la de esta entrada. En la primera, 1852, el motivo central, es decir el bouquet de flores, es un acierto para colocar el nombre del propietario en una cinta plegada en dos dobleces, aunque deja fuera el resto de la información que se tiene que integrar mediante un delicado juego de líneas propias de la caligrafía de las imprentas. Por cierto que D. Carlos Santigosa Gaspar escribió un libro que se titulaba El pendolista universal, una especie de tratado de caligrafía para imprentas, en el que nos demuestra su capacidad para este refinado arte. Desde luego es evidente como logra integrar todos los elementos visuales de la factura con ese juego de filigranas derivadas de la caligrafía.

Otro acierto son esas panoplias laterales en las que las armas blancas (espadas, alabardas) y de fuego (escopetas, fusiles) se han sustituido por sombrillas, paraguas y bastones. Una forma visual de mostrar el producto sin necesidad de alardear con él. O si se quiere una forma de visualizar los nuevos tiempos: el viejo símbolo del señor de "horca y cuchillo", su panoplia de armas, lleno ahora de los símbolos del burgués, paraguas y bastones.

En la de 1862 se respetan estos aciertos y se mejoran. El bouquet de flores se ha ampliado, ocupando más espacio, y se han diversificado sus ejemplares. Se nota ya perfectamente la delicadeza del trabajo litográfico, la suavidad de los contrastes entre unas y otras flores y hojas, que en la anterior era todavía algo rudo. Además, con esta ampliación del ramo central, se logra integrar todo el el mensaje escrito (propietario, domicilio, ciudad, ...) en el cuerpo central y desaparecen los adornos caligráficos de la de 1852.

Otra novedad es el rótulo superior. En la de 1852 utiliza una curva simple, mientras que en la de 1862 utiliza una suave ondulación, exactamente igual que había hecho en la primera factura de La Unión (entrada anterior). Se consigue así dar mayor dinamismo al aspecto general de la factura.

De la calidad del diseño es buena prueba el que se mantenga durante treinta años con pequeñas variaciones, y que algunos elementos se hayan conservados como emblemas posteriores.

Para mi sólo un reparo. Siendo una tienda de Abanicos, Sombrillas, Paraguas, por qué un producto tan plástico, tan atractivo y tan representativo como es el abanico no fue utilizado. Es una pena, porque de otros países, sobre todo de Francia, existen facturas magníficas con este elemento de protagonista central.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Calle Sierpes: Abanicos, Sombrillas, ... (4)

Hemos llegado a la década de 1870. Según las facturas del Archivo que, logicamente recogen sólo las compras de los Duques y sus empleados, existen dos comercios de este género: el ya conocido de Vides y Terán, pero ahora regentado por su viuda, y el de Colomina y Domínguez que, según dice D. Nicolás Salas (Mercurio Sevillano. Homenaje al comercio tradicional de Sevilla) es el antecedente de la Casa Rubio.



D. José Colomina y Arqués (1809-75) fue el creador del abanico moderno en la España de Isabel II como producto de lujo pero asequible al bolsillo de cada vez más gente, mediante la producción industrial que abarataba costes, pero no calidad. En 1872 el rey Amadeo de Saboya le dio el título de Marqués de Colomina. En Valencia tenía su fábrica y, según dice en la factura, contaba con tiendas en Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla. La de nuestra ciudad se situaba en la calle Sierpes, número 82, aunque en otra factura, conservada en el Archivo, de sólo un mes antes, se ha corregido el 2 por un número que puede ser tanto un 1, un 7 o un 9, no se distingue bien. Según D. Nicolás Salas estaba establecida desde 1853, pero no he encontrado ninguna factura de entonces. Pienso que era una fábrica de abanicos con sede en Valencia y que serviría desde esa fecha a cualquiera de las tiendas de la calle Sierpes y, ya en los años 70 o antes, la empresa crearía su propia red de venta, como prueba con toda seguridad esta factura.

La otra tienda es ahora de la Viuda de Vides y Terán, que conserva el mismo modelo de factura que su marido salvo el cambio de nombre y el número de la calle que es justamente el 81. Es decir, al lado o enfrente de la de Colomina y Domínguez. Incluso puedo aventurarme en pensar que lo que sucede es que tiene la representación de sus productos y por eso la cercanía de los números de la calle. Tal vez por eso en las facturas de esta casa no se utiizan los abanicos en su diseño, porque su venta se hace como delegación de Colomina y Domínguez. Así el antecedente de la Casa Rubio sería precisamente Vides y Terán.



La factura es igual que la anterior pero ya no figura el nombre de Carlos Santigosa. Es otro punto que no entiendo, porque este señor murió en 1899, pero desde 1870, más o menos, se pierde su rastro en el Archivo. Después de esa fecha sólo he visto una carta firmada por su hijo y ya no existen mas facturas con el nombre de su taller.

Para terminar sólo llamar la atención para que el lector compare los dos modelos de factura y saque su propia opinión. Para mi, triste y desangelada la de Colomina, y alegre y vistosa, atractiva, la de Vides.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Calle Sierpes: Abanicos, Sombrillas, ... (5)

De la década de 1880 sólo he encontrado facturas de la tienda de la Viuda de Vides y Terán y como pueden observar ya no responde al modelo de Santigosa. Muy simple y sin ningún encanto.



Pero voy a aprovechar que no tengo nada para comentar de esta factura, salvo lo que vende y para quién va destinado, y voy a mostrar dos ejemplares franceses de una Fábrica de abanicos (eventails) para comprobar la plasticidad de este motivo en cualquier diseño. Al comentar la calidad de la obra de Santigosa se lo echaba en falta, por eso creo interesante aportarlo ahora.

En esta factura de 1867 basta un abanico desplegado para llenar de contenido el mensaje comercial. No se necesita más.



Y en ésta de la misma fábrica francesa, pero de diez años después, un pequeño abanico, en el remate del adorno lateral, da su sentido a toda la factura.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Calle Sierpes: Abanicos, Sombrillas, ... (6)

En la década final del siglo ya no hay constancia de la tienda de la Viuda de Vides, y aparece una nueva en la calle Sierpes: la de J. M. Martínez Bosch, que se titula "sucesor de Colomina y Domínguez". Según esta factura de 1892, está situada en el número 64. Señal de los nuevos tiempos son los escudos y leyendas de las esquinas superiores que dicen, en uno, "privilegio de invención" y, en el otro, "marca registrada", es decir que sus productos son exclusivos y protegidos por los derechos de autor.



De cinco años después, 1897, es la siguiente, exactamente igual que la anterior, pero corregida con un sello de tinta azul que apenas se puede apreciar en la imagen. Sobre las iniciales de J. M. (Martinez Bosch) se ha estampado el nombre de Carmelo, y sobre la palabra "sucesor" (de Colomina y Domínguez) se ha puesto "antigua casa". Ahora el número de la tienda es el 66, en la misma calle.



La verdad es que estos dos documentos contradicen una versión bastante extendida sobre la instalación de la tienda de D. Carlos Rubio, es decir, la Casa Rubio, a finales del siglo XIX. En La Sevilla de los Montpensier (Focus, 1997), página 92, por ejemplo, hay una fotografía antigua, de la Hemeroteca Municipal, en la que se ve la fachada de la tienda con el rótulo "Carlos Rubio" y, al lado, el número de la calle, el 66. En el pie de la foto se nos dice que es de, aproximadamente, 1890 y, es evidente, que como mucho sería posterior a 1897.

Pero al mencionar a la famosa Casa Rubio del siglo XX, no quiero dejar pasar un detalle. En el artículo de D. Julio Domínguez Arjona sobre esta casa (http://www.galeon.com/juliodominguez/2005/caru.html) se fija en los detalles de los balcones. Le cojo prestada una de esas fotografías



y la comparo con los adornos laterales de las facturas de Vides-Santigosa. Yo, desde luego, no creo en las casualidades. El motivo utilizado por el taller de Santigosa en la factura es muy acertado y se nota en la pervivencia de estos pequeños detalles.



Incluso mi sorpresa ha sido mayor cuando hace unos días repasando unos legajos correspondientes a las propiedades de los Duques en Bolonia, encontre la factura que ahora presento de esta ciudad



También puede ser una casualidad, o un motivo repetido en toda Europa, pero no me extrañaría que hubieran contactos entre tiendas similares de Sevilla y Bolonia que tenían que atender a los Duques y que podían copiarse ideas.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Bazar Sevillano, años 40

Cuando me planteé reunir las distintas facturas de este comercio sevillano no sabía nada ni de sus propietarios ni de la tienda, porque son documentos muy opacos y, por tanto, poco ilustrativos. Pero el último ejemplar de esta cadena de facturas me parecía tan espectacular que, por este motivo, lo utilicé en la serie anterior dedicada a la Torre del Oro.

Ahora quiero situar esa misma factura en la evolución de este comercio y suplir con la intuición lo que no me facilitan los documentos de los que dispongo.

En esta primera entrada presento tres facturas elegidas entre las de finales de la década de 1840, cuando los Duques de Motpensier se acaban de instalar en Sevilla (mayo de 1848), que me parecen muy significativas.

La primera es la única que nos da la información del domicilio: Sierpes 92, y está fechada el 3 de junio de 1848. El propietario es un señor de nombre A. Barthou.



A partir de la siguiente ya ni siquiera se da el domicilio. Como ya he explicado en otras entradas son facturas que responden al modelo puramente contable sin contaminación de cualquier reclamo publicitario: nombre de la entidad, propietario y el lema "precio fijo", que para aquellos tiempos sería algo así como "todo a cien", o similar, para nuestra época.
Otra novedad relevante en esta factura, de fecha 18 de septiembre de 1849, es que el nombre de Augusto Barthou (la A. de la anterior ya tiene contenido) está tachado y se ha escrito a mano "Teodoro Arcimís", el nuevo propietario, a juzgar por las siguientes facturas. Es lógico deducir que el cambio de titularidad se ha debido producir tan recientemente que ni siquiera se ha podido hacer una impresión correctora.



La tercera factura, de fecha 20 de diciembre de 1849, es exactamente igual que la anterior, pero ya lleva impreso el nombre del nuevo propietario: Teodoro Arcimís.
Muy pocos datos, en definitiva, porque los productos que se compran en las distintas facturas (objetos de escritorio y lámparas) tampoco nos ayudan mucho a caracterizar el Bazar.

martes, 24 de noviembre de 2009

Bazar Sevillano, años 50

Las facturas de la década de 1850 son igualmente sobrias y sencillas: nombre de la entidad, lema del "precio fijo" y propietario. Nada más, ni siquiera aparece el domicilio. Es prueba de una empresa consolidada y prestigiada que vende con sólo su nombre sin necesidad de publicidad de ninguna clase. En las tres que presentamos en esta entrada la única variación son los tipos de letras utilizados para el rótulo de la empresa.



Sin más datos busqué en Google "Arcimís Sevilla" intentando recabar alguna pista. Cuál no sería mi sorpresa cuando lo que encontré fue la noticia de un prestigioso astrónomo y meteorólogo nacido en 1844, llamado Augusto T. Arcimís Werle (también lo he visto escrito Werhle), que perteneció a la Institución Libre de Enseñanza y estuvo muy relacionado con D. Francisco Giner de los Ríos. Fue el primer director del Instituto Central Meteorológico, en Madrid y falleció en 1910. Un científico de prestigio, pero tan distinto a lo que yo iba buscando.



Sin embargo, había unos datos en esa biografía que me daban pistas a seguir. Primero el apellido, de origen griego, muy poco corriente, lo emparentaba directamente con el nombre de la factura. Por la fecha de nacimiento muy bien podía ser su hijo. Había nacido en Sevilla, pero estudió en Cadiz y su vida se desarrolló en esta ciudad, hasta que en los años 70 se marchó a Madrid.

A partir de estos datos comencé a montar mi propia hipótesis, porque recordaba haber visto una factura de un Bazar Gaditano de 1848 en el Archivo, y también en un lugar de subastas de Internet una factura de este mismo Bazar de Cádiz, pero de los años 80. Lo comprobé y efectivamente la del Archivo era de Augusto Barthou y la segunda de Teodoro Arcimís.

Ya tenía elementos suficientes para llenar de contenido esos escuetos datos de las facturas. En la próxima entrada lo explicaré con detalle.



Por último observen el nombre de quiénes firman el "recibí" en la segunda y tercera factura de esta entrada: en una es Rossy (su nombre debe ser Juan, aunque no lo escriba) y en la otra Francisco Carrera, a los que podremos ver posteriormente montando sus propios negocios como eficaces empresarios. El Bazar debió de ser una buena escuela para jovenes con iniciativa y espíritu emprendedor.