lunes, 10 de noviembre de 2008

Juan Bautista Calvi (3)


Y esta es la tercera, ya de 1881. Fue realizada en la Litografía Alemana de Carlos Schlatter. Ahora es una tienda de muebles de lujo y está en la misma calle Sierpes, pero en el número 86.La novedad que presenta esta factura es que ahora ya hay un motivo real en la viñeta: un edificio donde se puede leer a su vez un rótulo con el letrero de Muebles de Lujo.
Por las facturas podía deducir que la evolución del negocio le había ido bastante bien al Sr. Calvi y que los modelos de facturas no eran un capricho estético sino un reflejo del nivel económico de su clientela, refinada y con poder adquisitivo.
Pero seguía sin saber nada del personaje. Casualmente una consulta en Internet con otro motivo me llevó a encontrar la faceta edilicia del Sr. Calvi y a través de ella comprender que debió de ser algo mas que un simple empresario. Adivino un hombre de buen gusto, que favorece a los jovenes artistas como si fuera un mecenas.

Juan Bautista Calvi (2)


Esta segunda factura data de 1865. Es el mismo personaje, pero su tienda ha cambiado de domicilio, ahora está en la calle Sierpes y tiene el nombre de El Brillante. La gama de productos ofertados se ha reducido, lo que nos puede indicar una mayor especialización y una consolidadación del negocio.
No figura nombre del impresor, pero tiene la misma cuidada realización que la de unos años antes, por lo que me atrevo a atribuirsela al mismo autor, Carlos Santigosa. Basta con observar la cenefa que envuelve el nombre del empresario para darnos cuenta de que no la ha hecho un rutinario impresor sino alguien con alma de artista (igual que la anterior) que satisface las necesidades estéticas de quien regenta una empresa dedicada a las Bellas Artes y a la decoración.

Juan Bautista Calvi (1)


Esta es la primera de las tres facturas localizadas en el Archivo de este empresario sevillano. Es del año 1859 y está realizada en el taller de D. Carlos Santigosa. Voy a poner ésta como ejemplo de lo que puede valer una factura como documento significativo, con un valor propio.
En el montón de facturas que iba catalogando, la de Juan Bautista Calvi me llamó la atención nada mas verla. Destacaba sobre las demás por la calidad del papel, por la elección del color de éste, por el diseño, y, en definitiva por el gusto con que estaba realizada. No sabía nada del empresario, ni de la empresa y, mucho menos del personaje. Observándola me fijé en determinados detalles como la variedad de productos que ofrecía, ligados a la decoración y a las Bellas Artes. También en el impresor, que para mi, en aquellos momentos, era sólo un tal Santigosa, que aparecía en facturas que siempre me llamaban la atención. En este caso además el nombre estaba en dos lugares, uno en la raya que da paso al comienzo de la factura contable y otro en la misma viñeta como si fuera el autor que firmara su obra.
En definitiva el buen gusto del producto me hizo pensar que podía hallar otros contenidos diferentes de los de la mera contabilidad en estas facturas. Así fue como, a partir de ésta, comencé a mirar con otros ojos estos documentos. Calvi y Santigosa, dos desconocidos, comenzaron a ser personajes de los que deseaba saber algo mas.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Las facturas como reflejo de los nuevos cambios (3)



Sólo seis años después a D. Francisco Lastortres, propietario de la Lampistería Española, Sevilla se le ha quedado pequeña. Su nueva factura ha sido encargada a París (Lith. Destouches. París) y ya ofrece todo un muestrario de objetos que se pueden comprar en su comercio, incluyendo una pequeña ilustración de su tienda en el centro de la viñeta. También añade dos "slogans" publicitarios: "utilidad y ornato" y "perfección en lámparas" y las medallas conseguidas en la recien celebrada Exposición Sevillana de 1858.

Las facturas como reflejos de los nuevos cambios (2)



Esta es la nueva factura de Francisco Lastortres sólo un año después. Ya no es un mero instrumento contable, sino que es un reclamo publicitario con el muestrario anexo de la gama de productos que ofrece, todo en el mismo recipiente: la factura.
Además ya no se ha hecho en una imprenta anónima y barata. Se ha encargado al impresor y litógrafo (la litografía es la gran novedad de estos años) que está revolucionando este mundo en la ciudad: D. Carlos Santigosa Gaspar, catalán afincado en Sevilla desde principios de la decada de 1840, y al que debemos algunas de las joyas de este arte menor de la publicidad en las facturas, ademas de otras importantísimas realizaciones en el campo de la impresión de grabados y de libros. Su nombre figura debajo de la viñeta, a la izquierda, sobre la linea que marca la separación con el campo de la factura propiamente dicho: "Lit. C. Santigosa. Sevilla".

Las facturas como reflejos de los nuevos cambios (1)



La llegada en 1848 a Sevilla de los Duques de Montpensier coincide con la recuperación económica de la ciudad, iniciada ya desde los comienzos de esta década. Muchas novedades están apareciendo y ellos van a dinamizarlas. Traen dinero y ganas de invertir y producir. Saben gastarlo productivamente, de tal manera que en este mundo de facturas podemos comprobar la evolución de muchas empresas en un corto espacio de tiempo. Pequeñas empresas, adaptadas a un mercado local reducido, que comienzan a trabajar para los Duques, con encargos de mas envergadura, y, en poco tiempo, adquieren nuevos aires.

Veamos el ejemplo de la Lampistería de Francisco Lastortres en el año 1852. Una factura muy sencilla, hecha en una imprenta anónima (no consta su nombre siquiera)sin ningún artificio. Incluso el nombre del propietario sólo aparece debajo como acreedor de la factura. Es un mero instrumento contable como exigían los administradores de los Duques para poder llevar las cuentas de gastos del Palacio, con sus justificantes correspondientes.

En estos primeros años hay muchas facturas en el Archivo hechas a mano, sin impresión previa, incluso de las empresas de mayor importancia o volumen, por ejemplo las de D. Narciso Bonaplata.

viernes, 24 de octubre de 2008

Pasteles y dulces (4)



En 1869 el "Suizo" ha dejado de ser fonda y se ha convertido en Café Suizo, Restaurant y Pastelería y ademas se ha agrandado bastante a juzgar por la dirección de la factura.

domingo, 19 de octubre de 2008

Pasteles y dulces (3)



En 1868 nos encontramos ya con la Fonda y Pastelería Pasaje de Oriente, que va a tener una larga historia en Sevilla. Se sitúa en la misma calle de las Sierpes, no muy lejos del "Suizo".

jueves, 16 de octubre de 2008

Pasteles y dulces (2)




Esta segunda factura es del año 1863. G. Dosch y Pulin son los socios que regentan esta "Pastelería y Fonda Suiza" y por la documentación del Archivo sabemos que su restaurante era muy apreciado por los Duques.

martes, 14 de octubre de 2008

Pasteles y dulces (1)



Voy a presentar algunas de estas facturas, y comenzaré por un capítulo dulce: pastelerías.
La más antigua factura conservada en el Archivo data de 1861. Es la Confitería Francesa de Gregorio Delage, que ya posee el título de proveedor de SS. AA. RR. los Duques de Montpensier, y se encuentra situada en la calle Cuna.
Sin poderlo asegurar, debe de proceder de Cádiz, porque por otras facturas sabemos que tiene una pastelería en esta ciudad.

Hoy comienzo mi blog

Nace este blog para dar a conocer un material inédito, que considero de un indudable valor histórico. En concreto es una colección de documentos de una administración privada de la segunda mitad del siglo XIX.

En esta colección hay catalogadas una infinidad de facturas de tiendas, comercios y empresas, fundamentalmente, de Sevilla, pero también de otros muchos lugares, como, por ejemplo, de la provincia de Cádiz (con centro en Sanlúcar de Barrameda).

Estos documentos son los comprobantes de los gastos de esa familia, es decir, las facturas que cada comercio le entregaba al empleado que compraba en él y que, cuidadosamente, se guardaba para llevar la contabilidad privada de la Casa, recogida igualmente en sus correspondientes Libros de Cuentas mensuales y anuales.

Estas facturas son muy interesantes por la cantidad y variedad de datos que nos ofrecen. Unos referentes a la propia administración de la familia: compras, gastos, obras, necesidades, obsequios, caprichos, etc. Otros, en cambio, son inherentes a las propias entidades que facilitaban las facturas: su propia existencia y duración, su producción, cambios de propietarios o de domicilio, las modas, los cambios de hábitos o tendencias, el paisaje urbano, etc. Simplemente, repasando las viñetas con que se ilustraban esas facturas, podríamos observar los cambios producidos en la Sevilla que media entre 1848 y 1897, es decir durante toda la segunda mitad del siglo XIX, tan importante en transformaciones para esta ciudad.

En definitiva, aún no siendo especialista en estos temas, creo que estas facturas pueden ser una valiosa aportación a la historia de la ciudad, sólo que no encuentro una guía que me permita orientarme en su estudio y su presentación. Si me atrevo a trabajarlo en este blog es con la idea de dar a conocer estos documentos para que otras personas puedan utilizarlos.

Pero no es ésta la única razón para recoger esas imágenes de las facturas en este blog. Hay otra muy importante. Es su fragilidad. Es un material muy vulnerable al tiempo. Es una suerte que en esta Colección privada se hayan guardado en tan buen grado de conservación. Hay que tener en cuenta que las facturas no se hacían en un buen papel, como ahora tampoco se hacen. Ni tampoco las tintas eran las mejores. Con más de cien años en su haber, éstas, las tintas, han atacado el papel y, en muchas ocasiones los han perforado. Además hay que tener en cuenta el poco cuidado que en el momento de su uso se tuvo con estas facturas. Simples comprobantes, guardados sin cuidado, en muchas ocasiones en el bolsillo, con varios dobleces (por donde se acabó de romper el papel), que acababan manchados o con cercos, o pérdidas de color, y, muchas veces, garabateados o con anotaciones variopintas.

Este mundo es el que quisiera dejar apresado en este blog. Las nuevas tecnologías permiten estos milagros: conservar y comunicar, porque repasando esas facturas decimonónicas es como ver un viejo álbum de fotos grisáceas, amarillentas o sepia. Muchas no me dicen nada, pero otras me traen al recuerdo nombres y lugares, productos olvidados, dibujos y adornos que pertenecen ya a la memoria colectiva. En definitiva, para mi, es como un paseo sentimental por la Sevilla de los recuerdos de mis padres y de mis abuelos.
Manuel Ruiz Carmona