
Esta segunda factura data de 1865. Es el mismo personaje, pero su tienda ha cambiado de domicilio, ahora está en la calle Sierpes y tiene el nombre de El Brillante. La gama de productos ofertados se ha reducido, lo que nos puede indicar una mayor especialización y una consolidadación del negocio.
No figura nombre del impresor, pero tiene la misma cuidada realización que la de unos años antes, por lo que me atrevo a atribuirsela al mismo autor, Carlos Santigosa. Basta con observar la cenefa que envuelve el nombre del empresario para darnos cuenta de que no la ha hecho un rutinario impresor sino alguien con alma de artista (igual que la anterior) que satisface las necesidades estéticas de quien regenta una empresa dedicada a las Bellas Artes y a la decoración.
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