viernes, 24 de octubre de 2008

Pasteles y dulces (4)



En 1869 el "Suizo" ha dejado de ser fonda y se ha convertido en Café Suizo, Restaurant y Pastelería y ademas se ha agrandado bastante a juzgar por la dirección de la factura.

domingo, 19 de octubre de 2008

Pasteles y dulces (3)



En 1868 nos encontramos ya con la Fonda y Pastelería Pasaje de Oriente, que va a tener una larga historia en Sevilla. Se sitúa en la misma calle de las Sierpes, no muy lejos del "Suizo".

jueves, 16 de octubre de 2008

Pasteles y dulces (2)




Esta segunda factura es del año 1863. G. Dosch y Pulin son los socios que regentan esta "Pastelería y Fonda Suiza" y por la documentación del Archivo sabemos que su restaurante era muy apreciado por los Duques.

martes, 14 de octubre de 2008

Pasteles y dulces (1)



Voy a presentar algunas de estas facturas, y comenzaré por un capítulo dulce: pastelerías.
La más antigua factura conservada en el Archivo data de 1861. Es la Confitería Francesa de Gregorio Delage, que ya posee el título de proveedor de SS. AA. RR. los Duques de Montpensier, y se encuentra situada en la calle Cuna.
Sin poderlo asegurar, debe de proceder de Cádiz, porque por otras facturas sabemos que tiene una pastelería en esta ciudad.

Hoy comienzo mi blog

Nace este blog para dar a conocer un material inédito, que considero de un indudable valor histórico. En concreto es una colección de documentos de una administración privada de la segunda mitad del siglo XIX.

En esta colección hay catalogadas una infinidad de facturas de tiendas, comercios y empresas, fundamentalmente, de Sevilla, pero también de otros muchos lugares, como, por ejemplo, de la provincia de Cádiz (con centro en Sanlúcar de Barrameda).

Estos documentos son los comprobantes de los gastos de esa familia, es decir, las facturas que cada comercio le entregaba al empleado que compraba en él y que, cuidadosamente, se guardaba para llevar la contabilidad privada de la Casa, recogida igualmente en sus correspondientes Libros de Cuentas mensuales y anuales.

Estas facturas son muy interesantes por la cantidad y variedad de datos que nos ofrecen. Unos referentes a la propia administración de la familia: compras, gastos, obras, necesidades, obsequios, caprichos, etc. Otros, en cambio, son inherentes a las propias entidades que facilitaban las facturas: su propia existencia y duración, su producción, cambios de propietarios o de domicilio, las modas, los cambios de hábitos o tendencias, el paisaje urbano, etc. Simplemente, repasando las viñetas con que se ilustraban esas facturas, podríamos observar los cambios producidos en la Sevilla que media entre 1848 y 1897, es decir durante toda la segunda mitad del siglo XIX, tan importante en transformaciones para esta ciudad.

En definitiva, aún no siendo especialista en estos temas, creo que estas facturas pueden ser una valiosa aportación a la historia de la ciudad, sólo que no encuentro una guía que me permita orientarme en su estudio y su presentación. Si me atrevo a trabajarlo en este blog es con la idea de dar a conocer estos documentos para que otras personas puedan utilizarlos.

Pero no es ésta la única razón para recoger esas imágenes de las facturas en este blog. Hay otra muy importante. Es su fragilidad. Es un material muy vulnerable al tiempo. Es una suerte que en esta Colección privada se hayan guardado en tan buen grado de conservación. Hay que tener en cuenta que las facturas no se hacían en un buen papel, como ahora tampoco se hacen. Ni tampoco las tintas eran las mejores. Con más de cien años en su haber, éstas, las tintas, han atacado el papel y, en muchas ocasiones los han perforado. Además hay que tener en cuenta el poco cuidado que en el momento de su uso se tuvo con estas facturas. Simples comprobantes, guardados sin cuidado, en muchas ocasiones en el bolsillo, con varios dobleces (por donde se acabó de romper el papel), que acababan manchados o con cercos, o pérdidas de color, y, muchas veces, garabateados o con anotaciones variopintas.

Este mundo es el que quisiera dejar apresado en este blog. Las nuevas tecnologías permiten estos milagros: conservar y comunicar, porque repasando esas facturas decimonónicas es como ver un viejo álbum de fotos grisáceas, amarillentas o sepia. Muchas no me dicen nada, pero otras me traen al recuerdo nombres y lugares, productos olvidados, dibujos y adornos que pertenecen ya a la memoria colectiva. En definitiva, para mi, es como un paseo sentimental por la Sevilla de los recuerdos de mis padres y de mis abuelos.
Manuel Ruiz Carmona