domingo, 9 de noviembre de 2008

Las facturas como reflejos de los nuevos cambios (1)



La llegada en 1848 a Sevilla de los Duques de Montpensier coincide con la recuperación económica de la ciudad, iniciada ya desde los comienzos de esta década. Muchas novedades están apareciendo y ellos van a dinamizarlas. Traen dinero y ganas de invertir y producir. Saben gastarlo productivamente, de tal manera que en este mundo de facturas podemos comprobar la evolución de muchas empresas en un corto espacio de tiempo. Pequeñas empresas, adaptadas a un mercado local reducido, que comienzan a trabajar para los Duques, con encargos de mas envergadura, y, en poco tiempo, adquieren nuevos aires.

Veamos el ejemplo de la Lampistería de Francisco Lastortres en el año 1852. Una factura muy sencilla, hecha en una imprenta anónima (no consta su nombre siquiera)sin ningún artificio. Incluso el nombre del propietario sólo aparece debajo como acreedor de la factura. Es un mero instrumento contable como exigían los administradores de los Duques para poder llevar las cuentas de gastos del Palacio, con sus justificantes correspondientes.

En estos primeros años hay muchas facturas en el Archivo hechas a mano, sin impresión previa, incluso de las empresas de mayor importancia o volumen, por ejemplo las de D. Narciso Bonaplata.

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