domingo, 29 de noviembre de 2009

Calle Sierpes: Abanicos, sombrillas, ... (3)

En los años de la década de 1860, si juzgamos por las compras de los Duques, sólo se mantenía esta tienda de las tres que existían en la década anterior. De las otras dos ya no se conservan facturas y de Vides y Terán hay muchas, en cambio. Además la tienda se ha ampliado ocupando el número 40 de la calle Sierpes, junto al 39 que ya tenía en las facturas anteriores.

A esta importancia que ha tomado se puede deber el encargo de un nuevo modelo de factura que, manteniendo el estilo de la anterior, la mejora sustancialmente. Fue realizada también en el mismo taller litográfico de D. Carlos Santigosa.



Es un momento adecuado para examinar la labor de éste taller litográfico. Me gustaría dedicarle con exclusividad una serie a sus facturas, de las que ya llevo presentadas unas cuantas. Cuando no sabía ni qué era este mundo de la contabilidad comercial, daba siempre la casualidad de que las facturas que me llamaban la atención solían poner en algún lado el nombre de Santigosa. Por este motivo comencé a interesarme por saber quién era y a recoger cuanta información podía encontrar.

En esta entrada podemos comparar dos creaciones propias separadas por una distancia de, más o menos, diez años. Tiempo suficiente para reconocer cómo ha cambiado el lenguaje visual utilizando las nuevas posibilidades que ofrecía la litografía aplicada a este campo de la literatura comercial.

Por lo que he podido leer me parece que su taller litográfico lo creó en 1849, aunque ya desde 1847 tenía una imprenta en la calle Sierpes, en el número 81, según reza en una de las muchas facturas del Archivo. En 1852 está fechada la del Sr. Vides y Terán que ofrecí en la primera entrada de esta serie, es, por lo tanto, una de las primeras que realiza con técnicas litográficas y se nota que todavía está muy impregnada de elementos propios de la tipografía de las viejas imprentas.

Podemos ver las diferencias entre una y otra, la de 1852, primera entrada de esta serie, y la de 1862, que es la de esta entrada. En la primera, 1852, el motivo central, es decir el bouquet de flores, es un acierto para colocar el nombre del propietario en una cinta plegada en dos dobleces, aunque deja fuera el resto de la información que se tiene que integrar mediante un delicado juego de líneas propias de la caligrafía de las imprentas. Por cierto que D. Carlos Santigosa Gaspar escribió un libro que se titulaba El pendolista universal, una especie de tratado de caligrafía para imprentas, en el que nos demuestra su capacidad para este refinado arte. Desde luego es evidente como logra integrar todos los elementos visuales de la factura con ese juego de filigranas derivadas de la caligrafía.

Otro acierto son esas panoplias laterales en las que las armas blancas (espadas, alabardas) y de fuego (escopetas, fusiles) se han sustituido por sombrillas, paraguas y bastones. Una forma visual de mostrar el producto sin necesidad de alardear con él. O si se quiere una forma de visualizar los nuevos tiempos: el viejo símbolo del señor de "horca y cuchillo", su panoplia de armas, lleno ahora de los símbolos del burgués, paraguas y bastones.

En la de 1862 se respetan estos aciertos y se mejoran. El bouquet de flores se ha ampliado, ocupando más espacio, y se han diversificado sus ejemplares. Se nota ya perfectamente la delicadeza del trabajo litográfico, la suavidad de los contrastes entre unas y otras flores y hojas, que en la anterior era todavía algo rudo. Además, con esta ampliación del ramo central, se logra integrar todo el el mensaje escrito (propietario, domicilio, ciudad, ...) en el cuerpo central y desaparecen los adornos caligráficos de la de 1852.

Otra novedad es el rótulo superior. En la de 1852 utiliza una curva simple, mientras que en la de 1862 utiliza una suave ondulación, exactamente igual que había hecho en la primera factura de La Unión (entrada anterior). Se consigue así dar mayor dinamismo al aspecto general de la factura.

De la calidad del diseño es buena prueba el que se mantenga durante treinta años con pequeñas variaciones, y que algunos elementos se hayan conservados como emblemas posteriores.

Para mi sólo un reparo. Siendo una tienda de Abanicos, Sombrillas, Paraguas, por qué un producto tan plástico, tan atractivo y tan representativo como es el abanico no fue utilizado. Es una pena, porque de otros países, sobre todo de Francia, existen facturas magníficas con este elemento de protagonista central.

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