miércoles, 22 de julio de 2009

El tercer modelo de factura impresa de Dª Vicenta Carballo, 1867.

Este otro modelo de factura se debió de hacer en 1867. Contiene el mismo mensaje que las facturas anteriores y es casi una repetición de la anterior, de 1865. Siguen incluidas como modistas las hijas de Vicenta Carballo que, junto a su madre, cada vez deben ser más activas en el taller. Ahora los escudos siguen bajo la protección de un manto real de armiño, rematado por una corona ducal. También salen del mismo manto unas cintas que a su vez lo anudan y lo levantan para que se vean los escudos de los Orleans y los Borbones. Este conjunto, escudos y manto, es, sin embargo, de tamaño más reducido que en la anterior. Vuelven los roleos y los acantos clásicos, con un dibujo más suave, pero son ahora más abundantes para enmarcar el tema. El taller sigue en el mismo domicilio de la calle Menjibar, nº 6. El nombre de la ciudad, Sevilla, como en todas, queda muy bien destacado en la parte inferior, y en ésta tiene un adorno rodeando individualmente cada letra como si fueran encajes.



La empresa litográfica donde se imprime sí figura y es “Litº de A.M. Otal, Tetuán, 21”. Esta situada en el centro, debajo del cuerpo de la viñeta y ya dentro de la caja de la factura propiamente dicha. Un lugar inusual, por eso lo señalamos. Por el estilo parece que sigue la senda de Carlos Santigosa, por ejemplo el detalle de las letras rodeadas por encajes lo vemos en este impresor.

Para concluir esta entrada y como resumen hay que decir que a través de las muchas facturas existentes en el Archivo de esta costurera se puede estudiar perfectamente la moda del momento; los diferentes tipos de prendas, con sus variadas denominaciones, local y general; los vestidos femeninos de diario, de lujo, de fiestas, de maja, etc. Igualmente se puede seguir la evolución del comercio sevillano relacionado con la ropa y el vestido, porque en dichas facturas se recogen los comercios donde adquiría Dª Vicenta Carballo las telas, los abalorios y guarniciones de la prendas que confeccionaba. O también la utilización de tejidos importados del Lejano Oriente (la India) o de Francia, Inglaterra o comprados en España. Es mucha la información que se nos da, puesto que los encargos de la Duquesa fueron constantes a lo largo de estos veinte años. Incuso algunas de esas facturas se pueden ilustrar con la pintura o la fotografía donde la persona a la que iba destinado el vestido quedó retratada luciéndolo.

M.D.R.D.

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