miércoles, 8 de julio de 2009

José Pelli,1885

Para terminar estas entradas que han tenido como protagonistas a dos empresarios italianos, vamos a completarla con una factura de uno de ellos, José Pelli, realizada en la imprenta de El Porvenir en los años 80, con lo que enlazamos con las siguientes de la familia de los Piñal y “El Porvenir”.

Se trata de un nuevo modelo de factura, que podemos llamar “factura medallero”, porque exhiben, con orgullo, las distinciones conseguidas en Exposiciones o certámenes. Ya la conocemos, pero en este ejemplar se le han añadido dos medallas más y está en todo su esplendor



Es la factura de nuestro conocido empresario “estucador, escayolista y ornamentista en yeso, cartón piedra y barro cocido”, con domicilio en Sevilla, en la calle Lombardos. Y presenta las medallas obtenidas en la Exposiciones de Sevilla de 1858, y la de Cádiz, y en esta nueva factura se añade la de Málaga, y la Exposición de París de 1861.

Este tipo de facturas es muy común, sobre todo en este tipo de empresas de artesanía industrial, como los Pickman (también tiene facturas de este tipo, a partir de 1870) y otros. Como ejemplo voy a mostrar una de la empresa Mosaico-Nolla de Valencia, también de 1885, que es todo un compendio de este tipo de factura-medallero.



Volviendo a la factura de Pelli de 1885, no es la primera que existe en el Archivo. Hay otras anteriores, de dos de ellas ya hemos comentado su contenido, pero ninguna indica el taller donde se había impreso. Como son idénticas es de suponer que se hicieron en El Porvenir, pero el dato seguro está en la de 1885. En otros casos he comprobado que el mismo modelo de factura se ha realizado en dos talleres diferentes, aunque en fechas distintas.

Las novedades que presenta, además de la adición del número de medallas exhibidas, son pequeñas. Menos barroca que la de 1871 en sus adornos, añade ahora, como materiales que utiliza, al yeso y al cartón piedra, además el barro cocido. El domicilio sigue en la calle Lombardos pero en el número 13. Desconozco si es cambio de domicilio o cambio de numeración de la calle, hecho éste que me parece que fue muy frecuente en la Sevilla de esta época.

Lo que si destaco son los letreros de debajo de las medallas, porque significa una ampliación del negocio. En uno dice: “adornos y estatuas de barro cocido”. Subrayo la palabra “estatuas” porque me parece relevante y significativo, ya que es una forma de abaratar el producto y poder llegar a más gente que no tendría dinero para pagar una estatua en piedra, aunque fuera piedra artificial, como ya hemos visto en una entrada. En el otro dice: “losetas y ladrillos de todas clases”, que incide en lo mismo. Diversifica su producción para toda la gama de la construcción, desde el elemental ladrillo hasta los más refinados adornos en yeso, cartón piedra, o lo que hiciera falta.

Cada vez me parece más establecido en Sevilla y más independiente de José Frapolli. Y la verdad es que buscando en internet he encontrado, sin ser exhaustivo, diversas obras realizadas en nuestra ciudad. Por ejemplo, las yeserías de la Capilla del Mayor Dolor, en la plaza de Molviedro; o la intervención en la remodelación de la casa de León y Armero; o su intervención en la portada principal de la Catedral de Sevilla. Por cierto, que en el estudio de ésta última viene reproducido justamente el encabezamiento de este modelo de factura.

Para terminar, por su contenido, esta factura de 1885 es, en el fondo, una continuación de las dos anteriores de J. Frapolli. Se trata de la ampliación del Palacio de Sanlúcar, ahora con las obras que se ejecutan en el vecino convento de la Merced (está anotado en el margen izquierdo). Entre otras cosas se relacionan trozos de cornisa árabe, de molduras egipcias y “700 azulejos imitados al antiguo”: ¿neo-mudéjar?, ¿neo-árabe?, ¿eclecticismo? Es la arquitectura de la época de la Restauración.

Lo cierto es que se está acondicionando este palacio para la próxima boda del heredero, D. Antonio de Orleáns, hijo, con su prima, la infanta Dª Eulalia, hija de Isabel II. Lo he explicado anteriormente, los Duques tienen ya planteado el reparto de su patrimonio, ahora entre los dos únicos hijos que sobreviven, Isabel y Antonio. Para la primera serán las propiedades de Villamanrique y las de Francia, para el segundo las de Sanlúcar y las de Italia (el Ducado de Galliera). Por este motivo se efectúan estas obras de remodelación en el Palacio de Sanlúcar.

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