jueves, 4 de febrero de 2010

La factura definitiva de M. Grosso

Cinco años más tarde el giro empresarial del negocio de Manuel Grosso se ve refrendado con una nueva factura que representa ya un nuevo modelo, distinto morfológicamente del anterior, heredado de su padre. Los elementos (textos y medallas) se mantienen pero el diseño ha cambiado radicalmente.

La presento en un ejemplar de 31 de marzo de 1876, el más antiguo que he encontrado. Coincide con la vuelta de los Duques a Sevilla, para la futura boda de su hija, Mª de las Mercedes. Este feliz acontecimiento hacen necesarios sus servicios en el Palacio de San Telmo para acondicionarlo adecuadamente.

Este modelo va a ser ya el definitivo, porque se mantiene hasta la desaparición de la empresa, entrado ya el siglo XX. En la próxima entrada presentaré una variante que sólo estuvo vigente dos o tres años, para volver después a este diseño. En total tuvo una vida de mas de veinticinco años, lo cual en este mundo de facturas es todo un record.



Curiosamente este modelo se parece más al de la factura de D. José Duarte, de 1857 o de 1863 (aunque ésta nunca fue utilizada como tal porque estaba incompleta, como ya la presenté). El motivo central en ambos es una cartela recta, como una barra, donde figura el nombre empresarial. De esa cartela salen unos roleos que sostienen las medallas y las unen al motivo central de una forma delicada y elegante. Todo lo demás sigue igual, incluso la palabra "cerrajería" escrita con "g". Pero desde luego la prestancia y categoría de la factura ha ganado muchos enteros con respecto a las anteriores. En definitiva, es el mejor escaparate para una sólida empresa.

Me da la sensación que tanto el padre como el hijo eran muy cuidadosos en la elección del diseño de sus facturas, y que cuidaban mucho los detalles. En este sentido es significativo que, para su nuevo modelo, Manuel Grosso, hijo, eligiera una imprenta francesa (Bregel y Javal, Paris) para su confección. No sólo se nota en el diseño e impresión sino también en la calidad del papel, algo que es difícil mostrar en la reproducción que ofrezco en la pantalla.

Sólo un detalle más. Sigue escribiendo cerrajería con "g". A lo mejor no es más que una cabezonería por alguna discusión que mantuvo con el padre y yo me estoy quebrando la cabeza. Podría ser incluso para psicoanalizarlo, porque en estos impresos de remisión de pedidos, como el que presento ahora, de 1877, se escribe correctamente.



Y para terminar esta entrada presento una factura de otra empresa del ramo que da cuenta de un encargo de D. Manuel Grosso para el Palacio de San Telmo. Es la prueba de esa nueva mentalidad empresarial. Se utiliza a esa empresa como subsidiaria, para completar o rematar algo que a ellos no les compensa acometer. Como ya he dicho son nuevos tiempos.

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