Para este nuevo modelo se vuelve a elegir otra empresa francesa, con gran prestigio a juzgar por los clientes que tiene en Sevilla. Se trata de Genthier, Dreyfus y Cie., de París.
En cuanto al diseño de la factura en sí, los elementos siguen siendo los mismos. Inalterable toda la parte de texto: título de la empresa, domicilio, nuevo y antiguo, y enumeración de productos. Todo igual. Conserva también las medallas, pero desplazadas a un lateral. Y ocupando las dos terceras partes del encabezamiento el título de la empresa sin ningún adorno. Pero, sin embargo, este cambio le hace perder vistosidad, sin ganar nada. En definitiva, llama menos la atención y, seguramente por eso, no será reeditada. Se vuelve sin más al modelo de 1876, ya conocido, que ahora se encarga a otra imprenta francesa muy importante, la de M. Brunschwig & Cª. de Paris. En 1887 ya utilizan estas otras simultaneando con la que aquí presento.

Lo curioso sigue siendo esa pertinaz falta de ortografía en la palabra cerrajería, cuando en otros documentos de la misma empresa, como éste que ofrezo ahora, de 1885, se escribe bien. Es más, a estas alturas del siglo son cada vez más raras las incorrecciones ortográficas en las facturas. La paulatina elevación del nivel cultural se nota cada vez más, y este campo de los documentos de contabilidad no es una excepción.

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