sábado, 6 de febrero de 2010

Groso: Fundición y Cerrajería.

Y aquí está la prueba del triunfo empresarial de D. Manuel Groso en esta factura de abril de 1865. Sólo dos años después es el propietario de la Fundición y la Cerrajería. Añade además, por si hubiera dudas, en los Descalzos y en San Pablo. Y una nueva medalla, ésta de oro, la de la Exposición de Cádiz, celebrada poco antes (1862), donde, si no recuerdo mal, había realizado la rejería del coro de la Catedral. El proceso de fusión de las empresas de Groso y Duarte ha terminado por convertirse en un proceso de absorción de la Fundición de Hierro de los Descalzos por el primero de los dos.

Es ilustrativo observar cómo el nombre del propietario va siendo cada vez de mayor tamaño en las sucesivas facturas. En ésta las letras tienen relieve incluso. Es todo un símbolo del crecimiento de la empresa.



Para no dejar incompleta esta batalla empresarial, presento ahora al perdedor, D. José Duarte, el reverso de la moneda. Con Aspe va a crear la "Agricultora", situada en la calle Adriano, nº 3. Ignoro la fecha, porque la única factura conservada en el Archivo es ésta del 31 de diciembre de 1869.



Como se puede ver las dos facturas son muy semejantes en cuanto a su morfología. Nombre y domicilio en el centro y medallas a ambos lados. Pero los detalles secundarios las hacen completamente diferentes. La de Groso es muy sencilla frente a la de Aspe-Duarte mucho más barroca. En la del primero su nombre sólo figura como la persona a la que se debe el importe de la factura, de la forma que era tradicional en este tipo de documento. En cambio, en la de los segundos, forma parte del nombre visible de la empresa, en el centro de la viñeta. Y, por último, éstos especifican, debajo de las medallas, el catálogo de productos que ofrecen a los posibles clientes. D. Manuel parece partidario de ese concepto del comercio tradicional del "buen paño en el arca se vende". Con poner "fundición y cerrajería" basta. Para él no es necesario concretar nada más.

Un detalle más, insignificante en apariencia pero que en las próximas facturas va a cambiar inexplicablemente. La palabra "cerrajería" está escrita correctamente en la factura de Groso, como en todas las suyas anteriores, pero Aspe-Duarte la escriben con "g", de la forma que es corriente en todas las facturas de este tipo de empresas, e, incluso, como se escribía, en la época, la propia calle de este nombre de Sevilla.

Pero las facturas no son sólo papeles impresos. Están escritos y ahí palpita la vida. De pronto las facturas mensuales que se enviaban al Palacio de San Telmo dejan de ser firmadas por "Manuel Groso". La última es la del 30 de septiembre de 1865. La siguiente, del 31 de octubre, ya va firmada por "Manuel Grosso" y así las restantes. Puede haber otras razones pero la más lógica es su fallecimiento o una enfermedad que le imposibilitara la dirección de la empresa. Su hijo tomará a partir de entonces las riendas del negocio. Salvo el detalle de la firma no hay ningún otro cambio. Todo sigue igual. Las facturas se expiden con la misma regularidad y puntualidad mensual, siempre el último día de cada mes.

No es de extrañar esta continuidad, sin ningún cambio mas que el de la firma, porque, como ya he demostrado, el hijo ha debido de trabajar codo con codo con el padre y el relevo se produce sin sobresaltos, a pesar de estar en el momento clave de la consolidación del nuevo proyecto empresarial, iniciado sólo unos meses antes. A partir de ahora siempre hablaremos de Grosso. Son los nuevos tiempos y la sustitución generacional lógica de la vida humana.


Para acabar esta entrada quiero contar algo sobre esta factura en concreto. Las de Grosso fueron de las primeras que me llamaron la atención en el Archivo. El nombre me resultaba muy conocido y sus facturas destacaban sobre muchas de su época. Por gusto realicé algunas fotocopias y, más tarde, pruebas con el scaner, para ver si podía hacer algo con ellas. Todavía no tenía la idea de este blog. Un día se las enseñé a un compañero y amigo, M.B.G., que, por cierto, es quien me dio la idea de utilizar este medio y ahora me asesora y ayuda en todo lo relativo al blog. Viendo ésta me dijo "qué raro, Grosso escrito con una sóla letra s". Juro que no me había dado cuenta. Mi idea prefijada de este apellido se había superpuesto siempre a la real cuando estaba escrito sin la doble s. En ese momento caí en el detalle. Pensé primero, como ya he explicado, en un error de imprenta, pero eran muchas y de distintas épocas y ya me decidí a mirar de forma sistemática cada una para buscar una explicación. Entonces comencé a preparar estas entradas sin saberlo.

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