jueves, 14 de enero de 2010

Rafael Esquivel y sus sellos (1)

En la primera entrada hemos visto los distintos modelos de sellos y sus variedades, de una forma somera, porque, como ya he dicho, hay infinidad de ellos en la correspondencia conservada en el Archivo. En las próximas me voy a detener en los de dos personas concretas elegidas por distintos motivos. La primera es Rafael Esquivel Vélez, hombre importante en la Sanlúcar de Barrameda de mediados del siglo XIX, que facilitó el aterrizaje de los Duques de Montpensier en su ciudad y con los que mantuvo una magnífica relación. Fruto de ella es una abundante correspondencia a lo largo de las décadas de 1850 y 1860, de la que hemos podido extraer los sellos que ofrezco en esta entrada y que nos permiten estudiar la evolución de esos pequeños tatuajes de la historia doméstica.

A través de sus cartas podemos conocer a D. Rafael Esquivel como una persona locuaz, llana, que en sus relaciones con los Duques sabe estar en su sitio y marcar las distancias. No es su empleado, por eso mismo usa su propio papel de carta con su sello, y a través de esa correspondencia nos informa de muchas cosas que, cualquier otra persona al servicio del Palacio, nunca se atrevería a hacer.

Este breve perfil nos sirve para comprender la variedad de sellos que utiliza a lo largo de esos veinte años de correspondencia. Debía de charlar por los codos igual que escribía y así gasta el papel de carta y tiene que encargar que le hagan más, casi anualmente. De esta forma se puede ofrecer una panorámica de la evolución de estos sellos, en un periodo de tiempo concreto, algo que no se puede hacer con nadie más, porque nadie escribe tanto como él, y cuando lo hacen son empleados del Duque que utilizan el papel timbrado del Palacio.

Como son muchos los sellos los he agrupado, haciendo una composición, para poder ver la evolución. Así en la década de 1850 lo típico es el sello en seco, en relieve, muy sencillo. Como se puede ver el nombre y nada más. Debajo de cada uno he indicado la fecha en que comienza a utilizar ese papel timbrado.



Este modelo sencillo se complementa con el primero de los que muestro a continuación. Más solemne y elegante, y muy bonito, en definitiva.

Y ya a partir de 1859 se inclina por este tipo de sello, más barroco y elaborado, abandonando el modelo anterior, como podemos observar por las fechas que figuran en cada uno.



Este proceso lo he podido observar en otras correspondencias, incluso en la de los propios Duques. Son muy raros en estos años los sellos impresos, aunque ya se encargan y, por supuesto, los Duques los tienen. Pero lo normal es el sello en seco. Por eso presento los tres modelos que he localizado del abogado sevillano, Diego Suarez, que mantiene, por motivos profesionales, una correspondencia fluida con el Palacio y que nos pueden servir para comprobar esta tendencia. De su esposa, Adela Fraga, he mostrado ya su sello en la primera entrada de esta serie.




Estos sellos son, respectivamente, de 1852, 1853 y 1855.

Por si quedara dudas de la utilización de estos sellos en seco ofrezco uno del Ministerio de Hacienda de estos mismos años.

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